Bizcocho
En un bol añadimos los cuatro huevos, uno a uno, los 100 gr. de azúcar, unas gotitas de esencia de ron (si no tenéis, vale esencia de vainilla) y una pizca de sal.
Lo batimos durante cinco minutos hasta que aumente el volumen el triple.
Vamos incorporando la harina tamizándola. Esto es lo más importante, porque debemos incorporarla con movimientos envolventes suavemente para que no se baje el huevo montado, mezclando muy bien para disolver completamente la harina.
Vertemos el bizcocho en un molde engrasado o forrado de papel vegetal.
Dejamos reposar la mezcla 5 minutos antes de meterla al horno a 180º durante unos 20 minutos o hasta que esté bien cocido.
Cuando esté listo, dejamos el bizcocho enfriar a temperatura ambiente un par de horas y cuando esté frío, lo desmoldamos y lo cortamos con la ayuda de un cuchillo de sierra para pan o una lira, en dos o tres capas.
Almíbar para calar
Preparamos un almíbar en un cazo con 150 ml de agua, 100 grs. de azúcar, un chorrito de brandy o cualquier otro tipo de licor, la corteza de un limón y un trozo de canela en rama.
Lo dejamos hirviendo durante 10-12 minutos y cuando coja algo de cosistencia retiramos del fuego.
Cuando haya enfriado pincelamos la base inferior del bizcocho para que empape bien de almíbar.
Relleno de la tarta
Incorporamos la nata sin lactosa bien fría y comenzamos a batir. Tras unos minutos, la nata habrá cogido consistencia. Incorporamos entonces el azúcar y seguimos batiendo la nata hasta que esté totalmente montada.
Lavamos y cortamos algunas fresas en láminas muy finas en cortes longitudinales (de arriba abajo), suficientes como para luego cubrir la parte superior de la tarta. El resto de las fresas las cortamos en trocitos pequeños y las ponemos en un cuenco. Añadimos unas cuantas cucharadas de nata montada y mezclamos bien.
Con esta mezcla de nata y fresas vamos a rellenar la primera y segunda capa de la tarta.
Colocamos encima la tercera capa del bizcocho y volvemos a pincelarla con el almíbar.
Cobertura de fresas
Para preparar la cobertura de fresas calentamos en un cazo tres cucharadas de mermelada de fresa y un chorrito del almíbar para emborrachar el bizcocho. Lo tenemos hirviendo unos cuantos minutos y dejamos enfriar hasta que espese.
Cubrimos la última capa con esta confitura, y ya sólo queda disponer las láminas de fresa por toda la superficie, dejando unos cuantos centímetros en el perímetro para los adornos de nata.
Con la ayuda de una manga pastelera o una espátula de silicona, cubrimos todos los laterales de la tarta con nata montada y también hacemos pequeños adornos por todo el perímetro de la parte superior.
Hidratamos tres láminas de gelatina neutra en agua fría unos tres o cuatro minutos. Y después las diluimos en agua caliente que habremos calentado en el microondas. Lo dejamos enfriar un poco, y podemos pincelar las fresas de la parte superior de la tarta para darle brillo.
Refrigeramos toda la noche la tarta, y la comemos al día siguiente, ¡en el día de San Valentín!
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